Lo mejor del mundo

martes, 26 de julio de 2011

No es justo...

Eso fue lo primero que murmuré. Había preparado todo. Había convencido a mis padres. Había venido ahorrando desde hace casi un año. Tenía toda la determinación. Nada me podía detener. 
Sólo la enfermedad.
 
¿Pero qué puedo hacer yo contra una mononucleosis? Nada más que quedarme en cama durante tres semanas, enferma, sin poder ver ni siquiera a mis amigos. Así, sin más, me quedé sin viaje a Jujuy. Sin poder ver a mi hermana.
No es justo. Fui una buena chica. Me saqué buenas notas. Ayudé en casa. Fui amable con mi novio. No me rendí. ¿Entonces...
Le pregunté a mi vieja. Creo que en ese momento no podía parar de llorar. Tanta ilusión, y simplemente se rompió en un instante...
Todos responden lo mismo "Todo pasa por algo". Pero... ¿Qué es ese algo?
¿Y qué hago ahora? No lo sé. Mi cabeza está hecha un desastre.
Nada más había pedido un par de horas para estar con ella. Lo suficiente para volver a abrazarla, para decirle "Te Amo", para verla sonreír... Lo suficiente para saber que sigo teniendo ese lugar como Hermana Mayor en su corazón.

Nada más... 
 

domingo, 10 de julio de 2011

"Carta para una Hermana"

Esto no es algo actual. Es una carta que escribí el 2 Octubre del  2010 para Mio, pero que ella nunca leyó, ya que la puse en mi otro blog... A pesar de que pasó mucho tiempo, y las cosas cambiaron mucho, quiero que ella la lea. Y sé que, si la pongo acá, la va a leer...

"Carta para una Hermana...
A la que tengo miedo de no volver a escribirle. O sería más correcto decir que tengo miedo de que ella ya no me escriba a mí. No tengo hermanas biológicas, pero sí un hermano mayor, al cual aprecio mucho. Sin embargo, yo tengo alguien, una amiga muy cercana, que pasó a ser una gran parte de mí.
La primera vez que la vi yo tenía 9 años, y ella estaría por cumplirlos. Mi primo había conseguido novia, y un día decidió presentarme a las hijas de ella. La mayor, de mi edad, no parecía hablar mucho, y como yo no estaba interesada en la familia de mi primo, no nos hicimos mucho caso. Sin embargo, no sé cuándo, ni cómo, y apenas podría decir apróximadamente el por qué nos volvimos cercanas. Para ser sincera, ni siquiera recuerdo la primera vez que le hablé o que compartimos algo pero, estoy segura, de que fue alguna pequeñez de la cual ambas nos reímos, y yo, como siempre, comencé a hacer bromas.
Nos volvimos muchísimo más cercanas cuando yo estaba en sexto, su cumpleaños de aquel año me quedó en la memoria, más que nada porque recuerdo haber cantado Miranda con ella mientras hacíamos gestos raros y reíamos como borrachas. 
Al entrar a séptimo ya eramos muy unidas, ella se quedaba a dormir con toda la alegría, y le poníamos cara de perrito a la madre para que la dejase, cosa que luego se convirtió en una costumbre. No recuerdo mucho de este año, pero supongo que en ese año yo estaba llena de problemas, y entonces descubrí que era capaz de sonreír con ella como nunca lo había hecho. Para finales del 2008 ya eramos como hermanas, que se la pasaban abrazadas todo el rato.
Recuerdo, sobre el 2009, mi sufrimiento cuando ella se pasó todas las vacaciones de verano en Jujuy, provincia donde ella nació, y como me esforcé para hacerle una carta que la haga feliz, y  cómo ser capaz de crear en su rostro una sonrisa, por más mínima que fuese, era una de mis grandes felicidades. Ese año le regalé un pequeño libro que había escrito, aquel que me impulsó a escribir tantas historias, y con el cual me divertí muchísimo. Recuerdo, también mis celos hacia su mejor amiga y las lagrimas derramadas a fin de año, cuando ella se fue a Jujuy, para volver tan sólo en vacaciones.
Entonces, está este año. Sinceramente, fue un buen año, y a la vez no. Sin ella al lado mío, siempre siento cierto vacío, algo que, para que deje de doler, tiene que irse completamente, pero yo no quiero eso, aunque tampoco quiero vivir con una pieza faltante. Hablamos pocas veces, pero siempre aprovechamos las llamadas al máximo, y creo que si fui capaz de seguir con las historias por algo, entonces será por ella. La llamé para su cumpleaños y, me dijo, va a venir en febrero, dos semanas. Pero, al contrario de todo lo que la gente me hizo creer siempre, el romance se interpone en la amistad. Por supuesto, con un novio en Buenos Aires, al venir una va a querer verlo. El problema es que, las únicas 2 semanas que va a estar acá, van a estar dedicadas a él. Yo entiendo y, ojalá tuviese un novio que me acompañase y me hiciese olvidar todo aquello por lo que estoy triste, era más que obvio que iba a aprovechar la oportunidad para estar con él. Después de todo, yo voy a ir para allá en Enero, a pesar de que sea sólo una semana. Sin embargo, mi corazón no lo entiende. Tal vez es que no quiere entender; no quiere creer que hay alguien más importante que él, porque siempre fue un corazón muy egoísta, que quiere estar siempre primero, ser el privilegiado. Y, ahora que no puede serlo, a este corazón, caprichoso como es, no le queda otra que llorar, intentar reclamarle a su dueña, a pear de que ella entiende la situación, y no quiere interponerse. Una dueña que, no importa que tan fuertes sean sus palabras, llora mientras escribe, mientras piensa. Porque ella es como su corazón, caprichosa, llorona, alguien que siempre busca ser la primera para aquellas personas que ella aprecia en lo más profundo. 
 No me queda otra que creer que, por más que nos sigamos queriendo, por más que la ame como siempre, en algún momento ella va a desaparecer, y, a veces, tengo miedo de que el momento esté cerca. Tengo una amiga que siempre dice "Los amigos no se reemplazan", es cierto, pero cuando te dejás de ver con una persona, a la que querés mucho, eventualmente la persona va a conocer otra gente, que va a terminar queriendo más que a vos. Ya me pasó, y yo fui la que terminó mal.
Por eso es que le quiero pedir perdón, si es que alguna vez hice algo muy malo, que seguramente lo hice, por ser una maricona, porque siempre lo seré, y una egoísta, porque siempre la voy a querer para mí sola.
Entonces también le doy las gracias, por las sonrisas, los momentos graciosos, las palabras dulces, las cartas, por ser mi musa, por todos aquellos momentos ridículos y bromas tontas de las cuales nos reímos, por todo aquel cariño, que nadie jamás me había demostrado, por aceptarme como soy, con todos esos defectos que no soy capaz de recopilar en una carta y porque fue la primer persona que me hizo sentir bien conmigo misma mientras estaba con ella.
Por todo eso, y muchísimo más, es el por qué la amo, el por qué sería capaz de hacer todo con tal de que ella volviese a mi lado. Y quiero que sepa, aunque esté a más de mil kilómetros de distancia, que, por más que este corazón esté tan roto como lo está en este momento, siempre va a estar esperándola, con un gran lugar reservado para ella y sus dulces palabras, que siempre alegran mi día.
Es por eso, que entre lágrimas, lo que más significado tiene para mí, es decirle (o decirte, si es que lo estás leyendo) : que te amo y siempre lo voy a hacer, no importa la distancia que nos separe, tanto emocional como físicamente. "