Lo mejor del mundo

lunes, 12 de septiembre de 2011

[Strawberry] Capítulo 8 - Lizzie

¡Hola! Creo que me tardé un poco con este X3 pero vale la pena. Sin contar, es el cap más largo hasta ahora. Aww, me da pena la pobre Lizzie... (Séh, justo, pobre XD). Espero que les guste, en especial a Mi Amada Nee-chan ^w^
 ~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Capítulo 8
Lizzie
Me doy vuelta, para encontrarme con la detestable cara del intruso. Perfecto, lo que nos faltaba. Ya vas a ver, nena, cómo los voy a sacar de una patada. Me acerco a paso firme, intimidante, al mago.
— ¿Qué mierda querés?
Uso el mejor tono bardero que puedo. La expresión de arrogancia en su cara hace que me den ganas de darle una piña. Y una de las buenas.
— ¿Yo? Nada. El viejo me pidió que les trajera algo de comida.
Después de dejar la bolsa con nuestra comida en manos de Mii… Un segundo, ¿Cómo se atreve a acercase a Mii? Ya se las va a ver. Decía, se da vuelta, dispuesto a… Ah, no, eso no ¡No te vas un carajo!
—Ni intentes rajarte, sirviente mío.
Le tiro de la manga de la capa, lo suficientemente fuerte como para que se dé vuelta y me muestre su expresión de asombro. ESO es lo que yo quería ver. Te tengo en mis manos, ratoncito de mierda.
—Já, en tus sueños.
¡Y todavía tiene el coraje de reírseme en la cara! ¡Hijo de puta! Me las vas a pagar. A partir de ahora, tu vida va a ser humillante.
—Decía, que acá mando yo. Así que, queridito, quiero verte arrodillarte y decirme “Como usted diga, Ojou-sama”. Sino, podés decirme “Lizzie-sama”. Pero queda medio mal, la otra me gusta más. —Le escupo las palabras en la cara, hablándole tan arrogantemente como él a mí. Este es MI juego. MI lugar. MIS reglas. Y eso, se lo va a tener que aprender bien de memoria. — ¿Qué? ¿No lo vas a hacer? 
*Nota de Kuro: "Ojou-sama" significa "Joven Ama". Era la forma en la que le decían a las jóvenes de alta sociedad.  El "sama" después del nombre (como "Lizzie-sama" )representa que le está hablando con MUCHO respeto, como si fuese una noble.
Le respondo a su mirada de “¿Me estás jodiendo?” con una mirada desafiante, digna del papel de forra que estoy intentando actuar.
— ¿Por qué debería? — Da unos pasos más adelante, quedando a apenas unos centímetros de mí, y se pone las manos en la cintura, con cara de “Tu opinión me importa un choto”. —Después de todo, no le voy a hacer caso a una pendejita plana como vos.
Así que esas tenemos. Golpeando el punto débil. Buen intento, pero no funciona conmigo. Okay, tal vez un poco. Pero no soy tan plana… ¿O sí? Ché… ¡¿Y eso qué carajo importa  ahora?! ¡Concentrate, Lizzie!
—Ay, perdón, no sabía que te faltaba tanta valentía.
Lo digo con disimulado tono de arrepentimiento, y veo cómo su cara se torna roja del enfado. Te tengo, te tengo~
—Está bien. —Se arrodilla en frente mío, haciendo un gesto caballeroso. ¡Qué les dije! ¡No hay ni una sola vez que yo no gane! — Como usted diga, Ojou-sama. —Se vuelve a levantar y me mira, pero percibo algo raro. Algo fuera de lugar. Y se me acerca peligrosamente… Me preparo para recibir un golpe, pero el me empuja hacia él y me besa… ¡¿Me besa?! Lo aparto con toda mi furia y comienzo a limpiarme los labios con la manga de mi saco. ¡¿Quién concha se cree que soy?! — ¿Por qué esa cara? Vos me lo pediste.
¡Cómo se atreve! Encima me mira con esa cara triunfante, como si… como si… ¡Le voy a arrancar la cabeza! Le intento envocar una piña, pero Mii me ataja desde atrás antes de que pueda hacerlo.
—Hermana, tenés que calmarte…
— ¡No me calmo una mierda! —Sé que lo dice para bien, pero no puedo evitar sentir la rabia contra el pelotudo ese. — ¡Es un boludo! ¡Encima se me va a transmitir la idiotez, la puta madre!
Me libero de los brazos de Mii, que me agarraban por la cintura, y tomo al cretino por el cuello de la camisa, mostrándole los dientes. Vas. A. Morir.
—Ché, ¿Por qué tanto quilombo? — ¿“Tanto”? ¡¿“Tanto”?! Ese fue mi primer beso, ¡Qué “tanto” ni qué “tanto”! ¡Devolvemelo! —No me digas… ¿Fue el primero?
Se ríe. ¡Se ríe! Si será… pero cuando levanto mi mano escucho una voz sensual de mujer, que reconozco bien… lo único que necesitaba, se nos unió la puta.
—Luka, dejalas en paz, no queremos que dos princesitas tan hermosas nos odien, ¿No? —Y le dedica una sonrisa seductora a MI hermanita. MI. Pero no llego a decirle nada cuando ella se agacha, tal como lo hizo el pendejo mago ese, y le besa la mano. ¡Pero quién se cree! — Como usted diga, Ojou-sama. ¿O sería mejor decir, “Ohime-sama”? Le queda muchísimo mejor, a  mi opinión. — ¿Decía que estaba molesta con el mago? ¡Al carajo con eso! ¡¿Qué es este juego de seducción de lesbis?! ¡Fuera de mi vista, Vampiresa puta! Suelto al mago y me pongo detrás de ella, tosiendo para llamar su atención. Pero apenas se levanta y me mira. — ¿Qué?
*Otra nota de Kuro XD: "Ohime-sama", por otro lado, significa "Princesa".
—“¿Qué?” ¿Cómo que “¿Qué?”? Ese es, dulzura, MI territorio.
Le digo mientras le doy unos golpecitos en el hombro, para decirle que deje a mi hermanita en paz. Sí, soy posesiva. El que tenga algún problema con eso, puede irse. Ahora mismo.
—Hermana, tampoco seas tan así… Por ahí… Lo decía por cortesía…
Y, a pesar de sus palabras, se sonroja. Mucho. Hermanita, no me estás ayudando a espantar a la vampiresa.
—Me importa un bledo. Las quiero a un metro de distancia, como mínimo.
Digo apartándolas, mientras le tiro mi mirada asesina a la vampiresa. Le tomo la mano a Mii, le doy un beso en la mejilla (de esos ruidosos, para que a la puta le entre bien en la cabeza) y le saco la lengua en forma de burla.
—P-perdón por la intromisión…
—Llegamos~
A pesar de la diferencia en su forma de hablar, tanto la Succubus como la Elfa de Sangre parecen estar completamente sincronizadas cuando caminan hacia nosotros con una gran caja. Perfecto.
—Muchas gracias. — ¿Qué? Hasta yo puedo dar las gracias. Y más aún cuando me traen algo que estuve tanto tiempo preparando. Les ordeno depositar la caja en el suelo y miro a Mii con mi mejor sonrisa y un poco de rubor en las mejillas. —Mirá esto, hermanita, para que estés orgullosa de mí. Es por esto que estuve ausentándome un par de horas, pero prometo que vale la pena~ —Digo mientras saco pecho. Ella se acerca a la caja con su (muy tierna) cara de confusión, pero al ver lo que hay dentro sonríe y me da un fuerte abrazo. — ¿Y? ¿Qué tal el cartel? ¡Está pintado por tu única e inigualable hermana mayor!
—Está hermoso, como siempre, hermana.
Y le devuelvo el abrazo, porque no hay sensación más hermosa a la que siento cuando ella me dice algún halago. Sí, lo sé, soy de mente simple, pero… no puedo evitar sonreír.
—Ché, no quiero interrumpir, pero mepa que acaba de entrar el viejo por la puerta.
Mago conchudo, quién te llamó a vos…
—Hola, mis niñas, vine a traerles algo.
Y se anima a poner, otra vez, esa sonrisa falsa. Cómo me sulfura el viejo choto… ¿Y ahora qué quiere?

No hay comentarios:

Publicar un comentario