Me gustaría decir algo de los personajes:
Leon: es muy tonto con respecto a las indirectas.
Mel: esta medio chapita.
Ben: le agarra un ataque de pánico, no es tan débil.
Geni: se lo que pinzan y sí ama las almas, sobre todo las que son paresias a la de Ben.
Disfruta la historia.
La Culpa en el Pecho
(Noviembre de 1946)
Historia de Benjamin
Vago
un tiempo por el campo de concentración… Se sentía desolado, triste y también
muy arrepentido por todo lo que había hecho cuando estaba vivo.
-¿Acaso puedes perdonarte?- Una
voz le susurraba desde que una noche, en la prisión donde lo tenían cautivo su
corazón sintió una culpa tan grande que comenzó a comérselo.
-¿Te sienta bien el dolor?-
Ben ya no podía sentir su voz, ni su corazón, ni su aliento. Nada, solo esa voz
que le proporcionaba un peso inimaginable a su alma.
Y
recordaba, también, ese día…
== -Todo estará bien si lo haces, Ben- Otra
vez una voz muy en el fondo de su mente le insistía.
-No los veras más, aunque sigas vivo- Y
otra voz alabo a la primera.
En sus manos una navaja jugaba con sus
dedos.
-¿Todo será mejor?- Preguntó a la nada.
-Hazlo- Dijeron ambas voces. Él con las
manos temblorosas comenzó a aproximarla a su cuello-Hazlo- Repitieron ansiosas.
La navaja roso su cuello y una lágrima se
deslizo por su mejilla.
-Perdón… otra vez fui egoísta- Dijo dudando
de su decisión.
-Hazlo- Las voces dieron el último impulso
ya que navaja dibujo una sonrisa en su cuello con una rapidez admirable…==
Toco
su cuello, no sentía el dolor del corte, pero era un reflejo que se había
convertido en habito. Voltio rápidamente al sentir un ruido y los vio. Parecían
tristes.
-¡Leon,
no corras!- Gritó Melody.
-Perdón-
Dijo Leonard frenando de golpe. Frente a Ben.
Ben
estiro su mano con la intención de tocarlo, pero Leon se alejó antes de poder
hacerlo.
-¿Qué
sentido tiene volver, Leon? Él no está aquí- Dijo Triste ella.
-Lo
sé, es solo que…- Estaba destrozado, tanto como para evitar hablar de eso-Me
olvide algo- Leon sujetó la mano de Mel, quien luchaba para caminar en los
escombros.
-¿Qué
te olvidaste?- Ella estaba sorprendida.
-Es solo una excusa, Ben-
La voz volvió.
-Algo…-
Contesto Leon dolorido.
Caminaron
con lentitud hasta el cuarto que compartían los tres. Que, por suerte, seguía
en pie. Ben los siguió minuciosamente.
Todo
estaba muy gastado y pensar que solo habían pasado cuatro meses. Las sabanas de
la cama donde ellos solían dormir estaban apolilladas.
-Que
descuidado se ve todo- Dijo Mel abriendo el placar.
-Sí,
pero el olor de él sigue aquí- Comentó Leon abrazando una almohada.
Mel
lo miró preocupada, se veía muy triste.
-Leon…-
Lo llamó.
-Sí-
Al mirarla se sonrojo porque de un instante a otro ella estaba sin camisa
sentada en la cama, de espaldas a él -¿Qué haces?- Preguntó con voz temblorosa.
-Solo
me quería poner esto, espera- Tomó un saco que estaba sobre la cama-Es lo único
que no se arruino- Se lo puso.
Se
paró y lo lucio. Le quedaba muy grande y el haberse sacado la camisa no tenía
sentido ya que era un simple saco.
-¿Por
qué estás en corpiño?- Preguntó sonrojado.
Ben
se sintió mal porque nunca le había enseñado a interpretar las indirectas de
las chicas.
-¿Crees que están así hace cuatro meses?-
Preguntó aquella voz, pero Ben no podía contestar.
-Sos…-
Dijo algo harta.
-¿Qué
te pasa?-
León
enserio estaba confundido.
-¿Cómo…?-
Contuvo su enojo ya que recordaba la situación de Leon.
Se
acercó y con una seña le indico que la dejara acostarse en el lugar de la
almohada. Al acostarse él preguntó:
-¿Estas
cómoda?- No entendía nada, pero si ella quería eso… Le daría todo.
-Permiso,
me gustaría desprender tú camisa- Susurró ella con un tono extraño (para él).
Una
vez que los desabotonó lo abrazó, él la rodio con sus brazos haciendo que su
piel rosara la de ella. Sus cuerpos calientes se fundían en el abrazo y aunque
no era lo que Mel quería se sintió satisfecha.
-Creo…
que te amo- Dijo Leon con un tono cálido y dulce.
Ben
se fue todo le parecía maravilloso, pero él era egoísta (según él) y no podía
soportarlo. Corrió y lloró sin reprimir ninguna lágrima. No debía ocultarse de
nadie… o eso creía.
Ella
caminaba, aburrida por el mundo de los humanos. Hace mucho que no estaba en ese
lugar, no lo extrañaba, pero… solo había decidido echarle un vistazo.
Todo
era distinto, demasiado. No estaba en el mismo país, pero igual parecía
distinto. Caminaba por la vereda revisando cada detalle que la maravillaba más
y más.
Vio
a un hombre correr por las calles, atravesando los autos con rapidez.
-Un
alma- Dijo en voz baja-Perfecto- Y sonrió traviesa.
El
dolor (que era lo único que sentía) le comía el pecho. Él escapaba de algo de
lo que no podría escapar nunca, pero de todas formas él corrió.
Paró,
pero no porque estuviera cansado si no porque cayó en que era tonto y no
serviría de nada. Deseaba irse a un lugar mejor.
-No podes escapar, a menos que lo afrontes,
pero eso, mi querido Ben, es imposible- Se tiró al piso y tapándose
los oídos gritó sordamente.
-¿Con que sentido?- Preguntó
una voz.
-Si nadie te escucha- Respondió
la otra.
-Deseas imposibilidades-
-¿Te rendirás?-
Como
nada era real Ben siguió gritando silencio y las voces siguieron charlando
entre ellas. Pudo haber seguido así para siempre, pero una voz ajena a las
otras lo distrajo.
-Podrías
dejar de gritar te vas a arruinar la garganta- Dijo la bajita que hacía rato lo
había visto.
Ben
se limitó a pararse y extenderle la mano. Voz no era algo que tenía por el
corte en su garganta.
-No
hablas- Al estrechar la mano del hombre de más de dos metros (según ella que
era muy chiquita) pudo ver el tajo profundo en su garganta-¿Te mataron o te
mataste?-
Él
con los dedos hiso un dos.
-Ven, conmigo- Ella tomo la mano de Ben y comenzaron a caminar-¿Cómo dijiste que te
llamabas?- Un silencio se
produjo-Cierto-
-Tú nueva amiga es algo tonta, Ben- Dijo
una voz, pero él no la escucho.
-Me
molesta que no hables- Dijo ella, usaba un tono crudo y serio. A Ben le agradó.
Caminaron
en silencio por unas horas, hasta llegar una vieja casa. Todo estaba más
desgastado de lo que ella lo recordaba, pero eso le daba cierta belleza que
ella le agradaba.
-¿Y este lugar horrible?-
Preguntó con despreció una de las voces.
-Esta
es mi casa, bueno la verdad no lo es, pero el punto es que la uso cuando vengo
a la tierra y es lo mismo- Soltó la mano de Ben y desapareció detrás de una
puerta.
Ben
se sentó en el suelo de la circular recepción, sintió soledad. Se sintió
chiquito por la inmensidad del lugar. Serró los ojos. Mil cosas recorrieron su
mente, entonces lo recordó y el dolor volvió.
El
nombre revotaba por cada rincón de su cabeza. Lloró.
-No
llores, no te dejare solo- La voz de la chica lo sobresaltó, ocultó su rostro
al encogerse-Ven, levántate, dale-
A
duras penas se levantó y se acercó a ella. Como estaba cansada de que él le
quedara tan alto con una seña le pidió que se arrodillara frente a ella.
Ella
unto una baba blanca en el cuello de Ben con extremo cuidado.
-Mira
con esto tu herida va a sanar y vas a poder hablar, pero no quiero quedar sorda, así que no me hables todo el tiempo- Sonaba intolerante y molesta, pero él por
alguna razón sonrió. Le caía muy bien la chica que tenía en frente.
Pasaron
unos minutos y ella dijo con una voz algo cordial:
-Soy
Genevieve ¿Vos?-
-Benjamin-
Dijo tranquilo como si nunca la hubiera perdido.
Geni
río. A ella le gustaba mucho la voz de Ben.
-¿Cómo
te mataste?- Preguntó ella.
-Con
una navaja- Sus frases eran cortas y directas. Su voz era profunda y parecía
esconder mucho. Geni se fascino.
Ella
se sentó en el mismo piso y preguntó:
-¿Qué
pensás que soy?-
-Un
Demonio- Dijo sin tener que pensarlo ni un segundo.
-¿Cómo…?-
Ben la interrumpió diciendo:
-Lo
supe, fácil, no sos la primer que veo y también supongo que quieres comerme- Su
voz era serena, no tenía miedo porque creía que sabía cómo arreglar todo.
-Me
parece que te dejare vivir un poco más- Dijo Geni divertida.
-¿Por
qué almas?- Preguntó él.
-Son
lo más rico, sobre todo almas como vos- Sonrío diabólicamente.
-Me
alegro, si me voy a morir para siempre ¿Me dejarías hacer algo, sin preguntar
qué?- Ben se divertía y lo reflejaba mucho su voz.
Geni
río, al asentir. Ben la rodeó con sus brazos y la besó.
Ninguno
sintió lo que había pensado, es más fue todo lo contrario. Ambos cayeron a los
pies del otro sin poder resistirse. Los corazones que disimulaban no tener se
volvieron uno y su calor aumentaba. Se separaron.
-¿Sentiste
algo?- Preguntó Ben.
-No,
no tengo corazón ¿Tú?- Dijo con tono superior ella.
-Sí-
Su voz sonó tan sincera. Él jamás mentía.
Geni
lo miró sorprendida y por un leve momento una pisca de ilusión la ilumino, pero
luego recordó todo.
-Idiota-
Dijo cortante.
Ben
no se sorprendió. No la esperaba, pero tampoco lo sorprendió.
-¿Por
qué?- Preguntó tranquilo. Aun abrazaba a Geni.
-No
confió en nadie, ni en nada- Dijo triste.
-¿Hay
una razón, Geni?- En ese momento algo encendió su corazón. No sabía si fue su
tono de voz o la manera en la que dijo su nombre.
-Siempre
se alejan- Su voz se oyó triste y comenzó a llorar.
-Yo
jamás me iría, no tengo razones para hacerlo- La abrazo más cálidamente.
-Promételo-
Pudo escucharse apenas.
Él
río.
-Por
mí- Dijo con toda la sinceridad del mundo.
Ella
lo abrazo muy fuerte.
-Sos
asombroso-
-¿Vos…
que me prometes?- Dijo entre risas.
-Que
no tendrás que preocuparte más por tu vida pasada- Y lo besó.
Y
así se cerraba una promesa muy provechosa. A él le daría una vida nueva y ella
tendría a alguien que no la dejaría ni aunque se lo pida.
Quiero hacer una pequeña aclaración por las dudas: Ellos no están juntos porque se enamoren, si no por una promesa. ^^ Gracias.
ATENCION: los que quieran leer la historia central se pasan por:
loamarillodelsol.blogspot.com.ar
Los quiere mio!!
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