Lo mejor del mundo

martes, 19 de marzo de 2013

29 días, se acorta!!^^

Hoy te traigo más de Ben (Me gusta Ben) Esta es más romántica, es tierna.
Me gustaría decir algo de los personajes:
Leon: es muy tonto con respecto a las indirectas.
Mel: esta medio chapita.
Ben: le agarra un ataque de pánico, no es tan débil.
Geni: se lo que pinzan y sí ama las almas, sobre todo las que son paresias a la de Ben.
Disfruta la historia.


La Culpa en el Pecho (Noviembre de 1946)
Historia de Benjamin
Vago un tiempo por el campo de concentración… Se sentía desolado, triste y también muy arrepentido por todo lo que había hecho cuando estaba vivo.
-¿Acaso puedes perdonarte?- Una voz le susurraba desde que una noche, en la prisión donde lo tenían cautivo su corazón sintió una culpa tan grande que comenzó a comérselo.
-¿Te sienta bien el dolor?- Ben ya no podía sentir su voz, ni su corazón, ni su aliento. Nada, solo esa voz que le proporcionaba un peso inimaginable a su alma.
Y recordaba, también, ese día…
== -Todo estará bien si lo haces, Ben- Otra vez una voz muy en el fondo de su mente le insistía.
-No los veras más, aunque sigas vivo- Y otra voz alabo a la primera.
En sus manos una navaja jugaba con sus dedos.
-¿Todo será mejor?- Preguntó a la nada.
-Hazlo- Dijeron ambas voces. Él con las manos temblorosas comenzó a aproximarla a su cuello-Hazlo- Repitieron ansiosas.
La navaja roso su cuello y una lágrima se deslizo por su mejilla.
-Perdón… otra vez fui egoísta- Dijo dudando de su decisión.
-Hazlo- Las voces dieron el último impulso ya que navaja dibujo una sonrisa en su cuello con una rapidez admirable…==
Toco su cuello, no sentía el dolor del corte, pero era un reflejo que se había convertido en habito. Voltio rápidamente al sentir un ruido y los vio. Parecían tristes.
-¡Leon, no corras!- Gritó Melody.
-Perdón- Dijo Leonard frenando de golpe. Frente a Ben.
Ben estiro su mano con la intención de tocarlo, pero Leon se alejó antes de poder hacerlo.
-¿Qué sentido tiene volver, Leon? Él no está aquí- Dijo Triste ella.
-Lo sé, es solo que…- Estaba destrozado, tanto como para evitar hablar de eso-Me olvide algo- Leon sujetó la mano de Mel, quien luchaba para caminar en los escombros.
-¿Qué te olvidaste?- Ella estaba sorprendida.
-Es solo una excusa, Ben- La voz volvió.
-Algo…- Contesto Leon dolorido.
Caminaron con lentitud hasta el cuarto que compartían los tres. Que, por suerte, seguía en pie. Ben los siguió minuciosamente.
Todo estaba muy gastado y pensar que solo habían pasado cuatro meses. Las sabanas de la cama donde ellos solían dormir estaban apolilladas.
-Que descuidado se ve todo- Dijo Mel abriendo el placar.
-Sí, pero el olor de él sigue aquí- Comentó Leon abrazando una almohada.
Mel lo miró preocupada, se veía muy triste.
-Leon…- Lo llamó.
-Sí- Al mirarla se sonrojo porque de un instante a otro ella estaba sin camisa sentada en la cama, de espaldas a él -¿Qué haces?- Preguntó con voz temblorosa.
-Solo me quería poner esto, espera- Tomó un saco que estaba sobre la cama-Es lo único que no se arruino- Se lo puso.
Se paró y lo lucio. Le quedaba muy grande y el haberse sacado la camisa no tenía sentido ya que era un simple saco.
-¿Por qué estás en corpiño?- Preguntó sonrojado.
Ben se sintió mal porque nunca le había enseñado a interpretar las indirectas de las chicas.
-¿Crees que están así hace cuatro meses?- Preguntó aquella voz, pero Ben no podía contestar.
-Sos…- Dijo algo harta.
-¿Qué te pasa?-
León enserio estaba confundido.
-¿Cómo…?- Contuvo su enojo ya que recordaba la situación de Leon.
Se acercó y con una seña le indico que la dejara acostarse en el lugar de la almohada. Al acostarse él preguntó:
-¿Estas cómoda?- No entendía nada, pero si ella quería eso… Le daría todo.
-Permiso, me gustaría desprender tú camisa- Susurró ella con un tono extraño (para él).
Una vez que los desabotonó lo abrazó, él la rodio con sus brazos haciendo que su piel rosara la de ella. Sus cuerpos calientes se fundían en el abrazo y aunque no era lo que Mel quería se sintió satisfecha.
-Creo… que te amo- Dijo Leon con un tono cálido y dulce.
Ben se fue todo le parecía maravilloso, pero él era egoísta (según él) y no podía soportarlo. Corrió y lloró sin reprimir ninguna lágrima. No debía ocultarse de nadie… o eso creía.

Ella caminaba, aburrida por el mundo de los humanos. Hace mucho que no estaba en ese lugar, no lo extrañaba, pero… solo había decidido echarle un vistazo.
Todo era distinto, demasiado. No estaba en el mismo país, pero igual parecía distinto. Caminaba por la vereda revisando cada detalle que la maravillaba más y más.
Vio a un hombre correr por las calles, atravesando los autos con rapidez.
-Un alma- Dijo en voz baja-Perfecto- Y sonrió traviesa.

El dolor (que era lo único que sentía) le comía el pecho. Él escapaba de algo de lo que no podría escapar nunca, pero de todas formas él corrió.
Paró, pero no porque estuviera cansado si no porque cayó en que era tonto y no serviría de nada. Deseaba irse a un lugar mejor.
-No podes escapar, a menos que lo afrontes, pero eso, mi querido Ben, es imposible- Se tiró al piso y tapándose los oídos gritó sordamente.
-¿Con que sentido?- Preguntó una voz.
-Si nadie te escucha- Respondió la otra.
-Deseas imposibilidades-
-¿Te rendirás?-
Como nada era real Ben siguió gritando silencio y las voces siguieron charlando entre ellas. Pudo haber seguido así para siempre, pero una voz ajena a las otras lo distrajo.
-Podrías dejar de gritar te vas a arruinar la garganta- Dijo la bajita que hacía rato lo había visto.
Ben se limitó a pararse y extenderle la mano. Voz no era algo que tenía por el corte en su garganta.
-No hablas- Al estrechar la mano del hombre de más de dos metros (según ella que era muy chiquita) pudo ver el tajo profundo en su garganta-¿Te mataron o te mataste?-
Él con los dedos hiso un dos.
-Ven, conmigo- Ella tomo la mano de Ben y comenzaron a caminar-¿Cómo dijiste que te llamabas?- Un silencio  se produjo-Cierto-
-Tú nueva amiga es algo tonta, Ben- Dijo una voz, pero él no la escucho.
-Me molesta que no hables- Dijo ella, usaba un tono crudo y serio. A Ben le agradó.
Caminaron en silencio por unas horas, hasta llegar una vieja casa. Todo estaba más desgastado de lo que ella lo recordaba, pero eso le daba cierta belleza que ella le agradaba.
-¿Y este lugar horrible?- Preguntó con despreció una de las voces.
-Esta es mi casa, bueno la verdad no lo es, pero el punto es que la uso cuando vengo a la tierra y es lo mismo- Soltó la mano de Ben y desapareció detrás de una puerta.
Ben se sentó en el suelo de la circular recepción, sintió soledad. Se sintió chiquito por la inmensidad del lugar. Serró los ojos. Mil cosas recorrieron su mente, entonces lo recordó y el dolor volvió.
El nombre revotaba por cada rincón de su cabeza. Lloró.
-No llores, no te dejare solo- La voz de la chica lo sobresaltó, ocultó su rostro al encogerse-Ven, levántate, dale-
A duras penas se levantó y se acercó a ella. Como estaba cansada de que él le quedara tan alto con una seña le pidió que se arrodillara frente a ella.
Ella unto una baba blanca en el cuello de Ben con extremo cuidado.
-Mira con esto tu herida va a sanar y vas a poder hablar, pero no quiero quedar sorda, así que no me hables todo el tiempo- Sonaba intolerante y molesta, pero él por alguna razón sonrió. Le caía muy bien la chica que tenía en frente.
Pasaron unos minutos y ella dijo con una voz algo cordial:
-Soy Genevieve ¿Vos?-
-Benjamin- Dijo tranquilo como si nunca la hubiera perdido.
Geni río. A ella le gustaba mucho la voz de Ben.
-¿Cómo te mataste?- Preguntó ella.
-Con una navaja- Sus frases eran cortas y directas. Su voz era profunda y parecía esconder mucho. Geni se fascino.
Ella se sentó en el mismo piso y preguntó:
-¿Qué pensás que soy?-
-Un Demonio- Dijo sin tener que pensarlo ni un segundo.
-¿Cómo…?- Ben la interrumpió diciendo:
-Lo supe, fácil, no sos la primer que veo y también supongo que quieres comerme- Su voz era serena, no tenía miedo porque creía que sabía cómo arreglar todo.
-Me parece que te dejare vivir un poco más- Dijo Geni divertida.
-¿Por qué almas?- Preguntó él.
-Son lo más rico, sobre todo almas como vos- Sonrío diabólicamente.
-Me alegro, si me voy a morir para siempre ¿Me dejarías hacer algo, sin preguntar qué?- Ben se divertía y lo reflejaba mucho su voz.
Geni río, al asentir. Ben la rodeó con sus brazos y la besó.
Ninguno sintió lo que había pensado, es más fue todo lo contrario. Ambos cayeron a los pies del otro sin poder resistirse. Los corazones que disimulaban no tener se volvieron uno y su calor aumentaba. Se separaron.
-¿Sentiste algo?- Preguntó Ben.
-No, no tengo corazón ¿Tú?- Dijo con tono superior ella.
-Sí- Su voz sonó tan sincera. Él jamás mentía.
Geni lo miró sorprendida y por un leve momento una pisca de ilusión la ilumino, pero luego recordó todo.
-Idiota- Dijo cortante.
Ben no se sorprendió. No la esperaba, pero tampoco lo sorprendió.
-¿Por qué?- Preguntó tranquilo. Aun abrazaba a Geni.
-No confió en nadie, ni en nada- Dijo triste.
-¿Hay una razón, Geni?- En ese momento algo encendió su corazón. No sabía si fue su tono de voz o la manera en la que dijo su nombre.
-Siempre se alejan- Su voz se oyó triste y comenzó a llorar.
-Yo jamás me iría, no tengo razones para hacerlo- La abrazo más cálidamente.
-Promételo- Pudo escucharse apenas.
Él río.
-Por mí- Dijo con toda la sinceridad del mundo.
Ella lo abrazo muy fuerte.
-Sos asombroso-
-¿Vos… que me prometes?- Dijo entre risas.
-Que no tendrás que preocuparte más por tu vida pasada- Y lo besó.
Y así se cerraba una promesa muy provechosa. A él le daría una vida nueva y ella tendría a alguien que no la dejaría ni aunque se lo pida.


Quiero hacer una pequeña aclaración por las dudas: Ellos no están juntos porque se enamoren, si no por una promesa. ^^ Gracias.
ATENCION: los que quieran leer la historia central se pasan por:
loamarillodelsol.blogspot.com.ar
Los quiere mio!!

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