Durante este mes voy a publicar (por día) una historia "corta" de alguno de mis personajes de Él.
Las historias están ordenadas por fecha (para que sepas todo por orden).
La primera historia es de Genevieve y como se hace mala. Me encariñe mucho con ella escribiendo esto, espero que te pase lo mismo. TE AMO!!!
¡Es una Bruja! (1774)
Historia de Genevieve
En
el siglo XVIII la vida era alegre. Por las noches cada aristócrata realizaba un
gran baile, de día las mujeres disfrutaban largas caminatas por el mercado y
una vez al mes en el amplio jardín de las rosas (como muchos lo llamaban) se
realizaba un gran picnic.
-¡Genevieve,
mira!- Gritó una mujer sentada en un gigantesco trono.
Una
mujer bajita, de pelo negro y piel trigueña, se asomó entre las sombras.
-Sí,
mi señora- Dijo realizando una reverencia.
-Geni,
te dije mil veces que no me trataras con tanta formalidad, somos amigas- Su voz
sonaba alegre y sincera.
-Lo
siento, Carol. Aun, no me acostumbro- Dijo mientras se escondía entre sus
hombros.
De
repente por la puerta principal se asomó un hombre alto, con tez blanca y ojos
amarillos. La mujer bajita se enrojeció y por sus pensamientos pasaron miles de
fantasías, que le hubieran encantado realizar, pero él…
-¡Edward!-
Grito alegremente la mujer que estaba acurrucada en el trono.
La
morena los veía tan iguales, siempre sospecho que fueran hermanos.
-Buenos
días Geni- Y sonreía de una manera que ella no podía soportar, lo amaba tanto,
que…
-Buenos
días- Sonrió tímidamente.
Siempre
había soñado con escapar junto al hombre que amaba, pero eso nunca sería posible
haci que decidió…
-Carol,
Edward, debo decirles que necesito ir a la tierra, por un tiempo- Los dos reyes
la miraron extrañados y tristes.
La
mujer de ojos amarillos, corrió a abrazarla.
-No
te vallas, Geni, te necesito- Lloraba en los brazos de Geni, porque realmente
la quería con toda su alma, pero en el fondo sabia (y no admitía) que su tan
querida amiga amaba a su hermano y marido, y le dolía porque iba contra las
reglas, pero si no hubiera sido haci se lo hubiera entregado con el mayor de
los gustos.
-Carol,
no llores, solo será por un tiempo no me iré por siempre- Su voz temblaba y sus
ojos marrones se llenaban de lágrimas, tal vez solo tal vez lloraba por
tristeza. Lo admitía no quería irse era su amiga había confiado en ella, pero
sus celos le dolían más porque no quería sentir algo tan horrible y menos hacia
su salvadora, por eso debía irse lejos por un tiempo.
-No,
no, no por favor quiero que me ayudes a criar a los niños- Al mismo tiempo en
que ella soltó su gran verdad a Geni se le paro el corazón por unos segundos (o
por lo menos eso sintió ella) no sabía que decirle para convencerla ahora
porque no podía dejarla sola con una situación haci, pero…
-Chicas,
por favor, no lloren- Dijo aquel hombre que volvía loca a ambas con solo una
mirada, mientras se acercaba a la ellas-Porque no hacemos esto, Geni se ira por
nueve meses, haci yo podre tenerte solo para mí y ella podrá pensar en todo lo
que quiera, en la tierra- Y las abraza, con un cariño que solo ellas disfrutan.
Ambas
asintieron y rápidamente Geni corrió a juntar sus cosas.
-¿Estás
seguro? tú eres el que más mal se lo está tomando- Dijo aun entre sollozos,
Carol.
-Sí,
pero quiero que me olvide porque jamás voy a poder corresponderle con tales
sentimientos ya que me enamore perdidamente de ti- Le dice mientras le seca las
lágrimas.
-Mi
amor ¿Podrías hacerme un favor?- Pregunta acercándose a su rostro.
-Lo
que me pidas será tuyo- La besa.
-Quiero
que la despidas como a ella le gustaría, quiero poder hacerla feliz tan solo
una vez, quiero recompensarla por todo los caprichos que tuvo que cumplir y
sobre todo me gustaría que por una vez ella tenga lo que quiere más que a nada-
Sus lágrimas volvieron a brotar y la cara de Ed se transformaba, no lo creía.
No podía aunque quisiera.
-¿Qué?
No, no lo siento, pero eso no se finge Carol, yo no…- Ella lo interrumpió.
-Por
favor, Edward te lo suplico. Ve ayúdala a ordenar sus cosas y… hazla sentir tan
especial como lo hiciste con migo desde que nacimos- No podía dejar de llorar,
ella solo deseaba que aceptara y que se fuera antes de que ella se arrepintiera
de o que acababa de decir.
-Sí
es lo que quieres con el corazón, lo are porque yo nunca falto a mis palabras,
pero quiero que sepas que yo no estoy ni estaré enamorado de Geni ¿Te quedo
claro Carol?- Sus palabras le dolían, pero si no era tan claro, ella, la mujer
que amaba con su alma jamás creería semejante mentira, la conocía desde que
estaban en el vientre de su madre.
-Gracias-
Exclama ella abrazándolo con fuerza.
Él
la besa y se va. No quería tener que ver el rostro de Carol porque sabía que a
ella le dolía porque tal vez y solo tal vez se había dado cuenta de lo que el
sentía por Geni. No era amor, pero tampoco era un cariño de amigos.
Camino
por los pasillos de la casa, con el corazón latiéndole a mil por hora con miles
de palabras que le gustaría decirle, hasta llegar a la habitación que le habían
dado a Geni. Cuando llego en frente de la puerta se frenó de golpe y suspiro
los nervios se lo comían, como las pirañas a la presa más indefensa. En su
mente se repetía que solo sería una vez, solo una vez y que jamás tendría una
oportunidad como aquella.
Toco
a la puerta y dijo:
-Con
permiso- Al oír la aceptación de ella entro con cuidado.
-¿Qué
sucede, Ed?- Dijo ella algo nerviosa, el jamás entraba a su habitación.
-Solo
quería decirte que te voy a extrañar mucho y…- Se aclaró la garganta él también
estaba nervioso-Decirte que contare los días hasta que vuelvas, mi querida
Geni- Se acercó a ella al verla llorar, sabía que eran de felicidad, pero
también sabía que eran de tristeza porque ella adoraba a Carol. Él también
lloro.
-¿Qué
sucede, por qué me dices todo esto?- Sentía como la cubrían sus brazos y se
perdía en la inmensidad del cuerpo de Edward.
-Te
deseo, Geni, pero sé que debes irte para poder olvidarme y yo también te
olvidare te lo prometo, pero antes sin que nadie lo sepa entrégame tu cuerpo y
cuidare este momento en mis pensamientos- El abrazo era cada vez más fuerte
haciendo que sus cuerpos se fundieran.
-Te
amo- Dijo Geni entre sollozos. Entonces él la alzo en sus brazos, para que dar
al mismo nivel y la besó.
Cayeron
en la cama, como si fueran un par de plumas. Edward comenzó por besar su
cuerpo, con una dulzura que ni Carol conocía porque aunque él no lo viera así,
el amor que sentía por Genevieve era más fuerte, era más puro.
Carol
lloró en silenció ya que comenzó a escuchar algo que ni en sus propios sueños
hubiera imaginado. Sentir que Edward poseía a otra mujer que no fuera ella le dolía,
aunque fuera su amada Geni, le dolía.
Geni
sentía que un sueño se había realizado y que a partir de ahora todo sería diferente,
pero la verdad (que ella no sabía) era que todo eso no llegaría más lejos, que
igual ella debía irse para olvidarlo, que él jamás dejaría a Carol y que ese
sueño que ahora se cumplía, más tarde volvería a ser solo un sueño.
Edward
miró a Geni a los ojos, reposó su frente sobre la de ella y (aun con los ojos
llenos de lágrimas) dijo con una voz triste y sincera:
-Siento
haberte enamorado, siento no poder corresponderte como desearías y sobre todo
siento que en este momento yo sea tu primera vez-
Y
Carol sintió un gritó apasionado que provenía de Geni. Lloro aún más fuerte echándose
sobre su trono.
Edward
la abrazó y reposó su cabeza en la espalda de Geni.
-Sos
hermosa, ojala fueras toda mía- Dijo algo triste.
-No,
no me digas esas cosas, Ed- Dijo Geni sonrojada.
-¿Por
qué? Sí es verdad- Ed se acurruco en las sabanas, abrazándola más aún.
-Supongo
que me da vergüenza, hace mucho que nadie me lo decía- Su voz sonó triste.
-¿Tú
padre, te lo decía mucho?- La voz de Ed sonaba como la de un niño y apenas se
escuchaba, pero Geni lo escuchaba y era lo único que ella necesitaba
(escucharlo).
-Sí,
él me quería mucho- Geni miró a la nada y sus ojos reflejaron melancolía.
-Yo
le prometí que te cuidaría…- La voz de él continuaba aniñada, pero el corazón
de Geni se había paralizado por unos minutos. Ella se dio vuelta y lo abrazo.
Él rio.
-Eres
muy dulce, Geni- Al sentir el cuerpo de Geni, recordó a Carol y en su corazón
una gran rabia surgió.
Ella
sin pensar exclamó en voz baja:
-Podríamos
irnos juntos, pero…- Sin embargo callo en la cuenta de que Carol aún
existía-Mejor olvídalo yo no te separare de Carol y tus…- No podía decirlo esa
palabra la hería de una manera inimaginable y hacia que todos sus sueños no
tuvieran sentido. Comenzó a llorar.
-Por
favor, no llores esto no es culpa tuya, es mía toda mía- Dijo él con una
tristeza que no pudo ocultar su rabia.
-Eres
perfecto- Sonrió con una felicidad inmensa-Adiós- Dijo ella con tristeza y se
levantó.
-¿Qué
haces? No te vallas, no aun- Y saltó de la cama para abrazarla.
-Basta,
sino, no me podre ir- Dijo Geni entre risas, pero ambos sabían que estaban
tristes.
-Te
amo, mi bella Geni- Besó, Ed, la cabeza de ella y se apartó para vestirse- Me
gustaría mucho irme contigo…- Él continuó cambiándose, pero ella se volteó para
verlo. Estaba paralizada y no podía creer ni una de sus palabras, entonces se
dio cuenta de que todo, lo que había sucedido era porque así lo había querido Carol.
Un fuerte dolor en el pecho la sucumbió.
Termino
de cambiarse y se sentó en la cama.
-Ven,
conmigo- Dijo seria, pero solo lo hacía para saber que se escondía detrás de
esas palabras.
Él
la miró atónito, sin embargo enseguida se relajó ya que se había dado cuenta de
la que ella suponía.
-Geni…
si no te amara, no importa cuánto me lo pidiera mi reina, jamás hubiera venido-
Su cara, seria, paralizó el ambiente. Se odiaba cuando decía ese tipo de cosas
con ese tono tan frio, pero ella le había tocado un punto delicado, de su
corazón.
-¿Entonces,
a ella, no la amas?- Geni, algo molesta, preguntó. No se entendía ¿Por qué lo
trataba de esa forma? Sí él no había hecho nada.
-Ella
es mi hermana… y sí la amo, nacimos para estar juntos como pareja, como ha sido
con todos nuestros ancestros y yo no voy a romper esa tradición…- Su voz sonaba
cada vez más dura y Geni, sorprendida, comenzó a llorar y gritó:
-¡Lo
sé, pero por favor no me lo recuerdes! ¡No generes en mí esta gran culpa!- El
dolor la consumía y todo lo que pudiera decir a partir de ese momento serian
plegarias. Edward dijo:
-Tú…-
-¡Ya
basta!- Pero un grito ajeno a la conversación hiso que ambos voltearan hacia la
puerta.
-Carol…-
Susurro la adoración de los hermanos.
-¿Por
qué se hacen esto? ¿Qué, acaso son tontos? No ven que estaban muy felices y por
mí lo arruinan todo- Aunque ni ella misma abalaba sus palabras, Carol, dijo
furiosa.
-Carol…-
Volvió a susurrar Geni-Son tan buenos…- Y comenzó a llorar- Tengo que irme, antes
de que siga lastimándolos- Tomó sus cosas y corrió, lo más fuerte que pudo,
alejándose de todos aquellos a quien podía lastimar.
Llegó
a una gran puerta, por la cual solo podían pasar, libremente, los mestizos que
significa que tienen dos almas. Se paró en seco y con unas ganas inmensas de
mirar atrás (que reprimió) gritó:
-¡Abran
la puerta, soy un mestizo!- Unos segundos después la puerta comenzó a abrirse. Sintió
el corazón en la garganta y que las manos le temblaban cuando a sus espaldas
escucho la voz de Edward que gritaba:
-¡Espera
Geni, quiero ir contigo por favor!- Pero ella hiso oídos sordos y cruzo la
puerta, que inmediatamente se cerró. Ella se volteó porque del otro lado pudo
escuchar los gritos desesperados de Él. Exhalo profundo para poder gritarle,
con una voz triste, pero decidida:
-¡Te
lo prometo Edward, voy a olvidarte!- Y como no tenía fuerzas para escuchar la
respuesta de su amado miró hacia delante y caminó por el oscuro bosque.
Luego
de una larga caminata llegó al límite de los mundos. Vio la escalera que se
sumergía en el lago, rojo como la sangre, luego miró hacia atrás y recordó sus
gritos desesperados, aquellos que le generaban unas ganas inmensas de regresar,
pero ya no podía. Volvió a mirar las escaleras y bajó.
Al
sumergirse en el lago, en el cual extrañamente pudo respirar, siguió un corto
camino hasta un espejo y cuando lo atravesó, una luz muy brillante la durmió.
Se
despertó por la desesperación del estarce ahogando, de repente alguien se
sumergió y la tomo de la cintura para ayudarla a subir.
La
recostó en el césped y se acercó a sus labios…
-¿Qué
haces?- Dijo Geni corriéndolo con fuerza.
-Discúlpame,
no es lo que piensas, yo solo quería ayudarte- Retrocedió algo asustado. Ella
se sentó, acomodándose en el césped, y lo miró con atención. Los ojos marrones
que tenía el chico atrajeron la atención de Geni. Él se sonrojo y ella se paró.
-Gracias-
Dijo la pequeña morocha, con un tono dulce aunque algo cortante, mientras se sacudía.
-No,
no tienes porque, fue un placer. Soy… Christopher- Su voz temblaba, con cada
palabra. Estaba nervioso por la belleza que poseía, una belleza que lo hiso
dudar.
-Me
debó marchar ya, adiós- Ella buscó sus cosas, pero no las encontró por eso
supuso que habían quedado en el lago, aunque no le importó. Ya que, para que
quería ella toda esa ropa, si empezaría una vida lejos de ellos debía olvidar
todo, incluyendo lo que usaba. Con ojos melancólicos di media vuelta y comenzó
a caminar.
-¡Espera!-
Gritó el chico desesperado-¡No te vayas!- Por un momento Geni creyó que era
Edward, pero al darse vuelta vio que solo era Christopher.
-¿Qué
pasa?- Ella ya no podía disimular su dolor y su voz lo reflejaba.
-¿Te
sentís bien?- Pregunta él realmente preocupado, aunque seguía desconfiando.
-Sí,
no… no lo sé, creo- Algo en su corazón se rompió en ese momento y se dejó caer
en el césped, llorando-¡No es justó!- Gritó ahogada en lágrimas.
-¿Qué
pasa?- Dijo él acercándose a ella con cautela.
-¡Estoy
muy triste!- Y lo abrazó de golpe ya que necesitaba que alguien lo hiciera.
-¿Qui-
quién eres?- Sus nervios había aumentado de una forma increíble, hasta llegó a
sentir miedo de aquella criatura tan hermosa, pero su rostro pálido se había
puesto rojo. Ella al escuchar su voz retrocedió y aun con los ojos húmedos dijo
triste:
-Me
llamó Genevieve y soy…- Él cortó sus palabras.
-Un
demonio- Sus ojos marrones perdieron ese brillo tan cálido y se volvieron vacíos.
Geni por primera vez sintió mucho miedo.
-Yo,
yo no voy a molestarte solo quiero, ser feliz- Escondió su cabeza entre sus
rodillas y comenzó a llorar nuevamente-Perdón, perdón, perdón-
Él
estaba más que confundido los demonios no solían ser de esa forma ¿Qué demonio
no te mataba en la primera oportunidad? Ella era muy especial, le causaba una
ternura inmensa. Tenía unas ganas enormes de protegerla, era tan chiquita y
perecía tan frágil. La abrazó porque había algo que le decía que ella no lo
dañaría.
Unos
minutos después Geni levantó la cabeza y se encontró con el rostro de Chris.
Tenía los ojos serrados y parecía distraído por que no notó el movimiento de
ella. Sus rostros estaban terriblemente cerca, pero a la pequeña no le importó
porque aquel chico pálido, con pelo negro como la noche y ojos marrones
radiantes le había devuelto la paz que le daba su padre. Y sin poder detenerse
lo besó, no sabía la razón, pero quería hacerlo.
Él,
al sentir el rose en sus labios, abrió los ojos. Estaba atónito ya que él jamás se hubiera imaginado algo así. Se dejó
llevar y serró los ojos ya que aunque no lo deseara podía ser que lo quería.
-Perdón-
Dijo ella alejándose apanada ¿Qué estaba pensando? Ella sabía que no estaba
bien querer sustituir a Edward con alguien más y menos con alguien como él.
-Tranquila,
yo también te lo habría dado- Dijo sonrojado, pero con una calma especial.
-Es
la primera vez que conozco a alguien como tú- Dijo Geni con una voz tan sincera
y dulce que provocó que a Chris el corazón le latiera muy fuerte.
-No
pareces un demonio- Dijo mirándola con atención-Tal vez si tu belleza, pero tu
forma de ser…- Geni interrumpe diciendo:
-Es
porque soy mestiza-
-¿Qué?-
Chris sabía mucho sobre demonios, pero jamás había oído ese término.
-Lo
soy porque mi madre era humana y mi padre un demonio- Dijo acompañando las
palabras con gestos. No le gustaba hablar de su familia, pero…
-Entonces
¿Tendrías los poderes de un demonio?- Parecía un niño al hablar era tierno.
Ella rio.
-No,
es cuando el cuerpo alberga dos almas. Cada una corresponde a lo que eres, si
solo eres un humano, solo será un alma- Dijo Geni entre risas.
-Asombroso-
Chris se paró y extendió su mano a Geni-Quedate conmigo, yo te cuidare- Le
sonrió de una manera que provocó que ella no le tuviera miedo a nada. Él la
hacía fuerte, muy fuerte.
-Claro-
Tomó la mano de Chris. Se levantó de un saltó, entonces notó que él era solo un
poco más alto que ella. Sonrió.
Caminaron
hasta una gran casona muy extravagante.
-¿Aquí
vives?- Ella estaba maravillada. Ni siquiera la mansión de Carol y Ed… Suspiró
con tristeza.
-Sí,
es que yo soy…- De repente una chica rubia salió de la casona gritando:
-¡Christopher!-
Pero se paró en seco al ver a Geni-¿Quién es ella, Christopher?- Su voz ya no
sonaba alegre, parecía enojada.
-Hola,
Candy- Ahora él parecía enojado.
-Siempre
lo mismo, Christopher…- Furiosa empujó a ambos para pasar.
-No
le prestes atención, siempre es igual- Su forma despectiva de hablar de esa
chica le daba un aspecto raro. Entraron en la gran casona.
-¿Quién
es?- Preguntó ella.
-Es…
mi prometida- Su voz seguía con ese tono despectivo.
-¿Tú
que…?- Se sentía traicionada, dolida. Veía como la felicidad que antes se le
había sido otorgada, se escapaba de sus manos. Soltó la mano de Christopher con
un dolor que solo ella sintió.
-No,
por favor no pienses nada malo, estoy obligado a casarme con ella. Yo… creo que
te amo, Geni- Dijo tomando la mano, rápidamente, de Genevieve con fuerza.
Geni
sonrió y lo abrazo.
10 meses después
==
-Ya es hora- Dijo Chris corriendo hacia la puerta.
-¡Espérame,
no corras!- Grita entre risas Geni.
Él
se detiene de golpe furioso ante la situación, Geni choca con Chris.
-¿Qué
sucede, Chris?- Preguntó ella confundida. Se asomó para ver que ocurría. Su rostro
se desfiguro. La azotaron un sinfín de sentimientos, miedo, odio, frustración,
tristeza, soledad, dolor y mucha más. No podía créelo, todo se desmoronaba en
un día tan especial. Se acordaba, ella
lo había prometido, pero no le creyó y ahora se arrepentía…==
Recodo lo de esa mañana.
Su
pelo había sido cortado y ahora colgada se una cruz lloró. Miles de rostros la
observaban con odio, con miedo, pero ella solo
lo miraba a él, quien no podía dejar tironear ya que lo sujetaban. Había
quedado muda de gritar y el miedo que recorría su cuerpo la paralizaba.
Le
parecía tan injusto, tan malvado. Le dolía tanto…
==
-Mira, Geni es una mariposa Monarca- ==
Recordar
aquellos días le daba un poco de felicidad ante la situación. Mirarlo también
la calmaba, pero igual tenía temor, no quería morir…
==
-No puedes morir ¿Verdad?- Pregunto él angustiado, pero su pregunta había sido tan
espontanea que la sorprendió.
-Sí
puedo, pero solo mi alma humana moriría. Y mi cuerpo y el alma demoniaca seguirían
viviendo- Explico como si fuera una maestra.
-Pero
tú… Mi Geni ¿Ella moriría?- Ambos sintieron el peso de las palabras y se
entristecieron, aun no sabían lo que les esperaba, pero el solo hecho de
pensarlo… Era horrible.
-No
lo sé…- Eso fue lo que más entristeció. ==
Ya
estaba todo listo en unos pocos minutos Geni ardería como las llamas del “Abismo”.
En solo un momento todo, absolutamente todo dejaría de existir. Su amor, el
tiempo que pasaron juntos, esa noche…
==
-¡Chis!- Gritó ella por la excitación.
Todo
le daba vueltas de una forma maravillosa y él más feliz que nunca la mimaba
para que se sintiera especial.
Sus
dedos se entre lazaron, sus respiraciones sonaba al unísono y su aliento
empañaban los ventanales de la habitación. Con cada rose, cada caricia, cada
beso ellos eran cada vez más felices.
Él
acaricio su pelo y la miró maravillado.
-Te
amo- Dijo contento- Te amo, como nadie más-
-¿Y
cómo lo sabes?- Pregunto ella algo resentida por los “Te amo” de Edward.
-No
lo sé, solo siento. Al necesitarte, al verte, besarte. Siento que estoy en el
cielo y no hay nada mejor… que tú- A ambos los inundo una felicidad
inexplicable.
-¡Yo
también te amo, Chris y mucho!- Grito ella abrazándolo. ==
Había
llegado el momento, el fuego comenzó a arder. Chris enfurecido golpeó a sus
opresores y corrió hacia Geni, pero una daga se asomó por su pecho. Frenó, en
seco, no pido respirar ni una vez, todo pasó por su cabeza, pero agradeció, que
ella era lo último que había visto. Sus ojos lleno de lágrimas, sus labios
gritando por él, su cuerpo tan pequeño y delicado. Y pensó: *Jamás puede
protegerte ni siquiera en un momento así*.
-Perdón-
Dejo escapar de sus labios, sin aliento, solo esa palabra y luego… murió.
-¡No!-
Gritó Geni con la poca voz que le quedaba, al verlo caer.
Enseguida
un millón de guardias apresaron a Candy, ella esbozó una sonrisa.
-¡Hicimos
siempre todo mal, aquí esta nuestro castigo! ¡Perdóname Geni, pero si yo no lo
tenía, nadie más lo haría!- Candy gritó, justo antes de clavarse la misma daga
en el pecho, acabando así también, con su vida.
Las
llamas alcanzaron sus pies haciendo que se retorciera del dolor.
==
-¡Ella es una bruja, una asquerosa bruja!- Gritó Candy, logrando que todos los
policías que estaba con ella se abalanzaran sobre Geni.
-¿Qué
haces Candy?- ==
Rápidamente
el fuego cubrió su cuerpo. A la vista de los demás era un cuerpo obscuro rodeado por un manto
rojo, pero ella no podía dejar de sentir como cada parte de su cuerpo se
desasía. Llegó un momento en el que el dolor había desaparecido porque ya no
sentía nada. Podía ver a los demás entre las llamas, pero solo eso.
El fuego
comenzó a consumir lo que quedaba. Un montón de restos hechos una pequeña
lomada. La gente, aburrida, comenzó a irse, pero de repente un par de alas
negras se asomaron y al agitarse apagaron el fuego. De las cenizas unos ojos
rojos se asomaron, seguidos por la silueta del cuerpo pequeño de Geni. Todos
comenzaron a gritar y correr, pero muy pronto se callaron todos ya que
Genevieve no tenía más paciencia.
Espero que la ayas disfrutado mañana: "Teniente Benjamin"
Te amo!!
MIO
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