Eran solo niños (1978)
Historia de Alexander
Ellos
eran frágiles y pequeños como lo pueden ser un par de niños de tres años, un
par de rubios muy consentidos por ser los primeros. Pero no todo siempre es
miel sobre hojuelas.
-¡No
papí!- Gritó uno pequeño.
Él
tenía cinco años, hijo único, niño prodigio. Sus padres eran muy buenos con él.
Eran
bastante pobres, pero nada les importaba si estaban juntos.
-Ma,
mira. Que linda estrella- Se podía ver al niño jugar en el patio.
Era
una tarde como cualquier otra. Esta era la cuarta o quinta que se mudaban
de un país. Como era de esperar su
madre, en su primer día de clase debía hacer amigos, pero que menos quería el
niños que hacer amigos.
-Que
tengas buen día, mi amor- Dijo la mujer dándole un beso en la frente.
-Sí,
mami- Dijo algo divertido.
Al
entrar en el aula todo fue como ya lo había sido muchas veces. Una rutina repetitiva
que él no notaba por ser tan pequeño.
Cuando
salió del aula vio a un hombre que le llamaba la atención, este tenía el pelo
rubio como los ojos del niño. Era más alto que el resto de la gente. Él pequeño
no podía dejar de verlo.
De
repente el hombre noto la mirada del niño y se acercó junto con sus gemelos cuyos
rostros estaban pálidos como si el miedo les apretara el cuello y los asfixiara.
-Niños
saluden- Dijo él hombre con una sonrisa.
-Hola-
Dijeron al mismo tiempo, con una voz temerosa.
-Hola,
soy Alex ¿Y ustedes?- Dijo el pequeño extendiendo su mano.
-Yo
soy Bernard- Dijo el pequeño con guantes.
-Yo
Frederick- Parecía más asustado que su hermano, además temblaba.
-Alexander
¿Qué te dije de hablar con extraños?- Dijo Edward alzándolo.
-Perdón,
papi- Dijo Alex feliz y lo abrazó.
-Lo
siento, no debí hablarle. Fue mi culpa, no lo culpe a él- Dijo apenado- Bueno
niños vamos, los espera su madre- Se despidió y desapareció entre la gente.
Los
días pasaron como algo más, pero esta vez Alex había hecho amigos. Iba mucho a
su casa, jugando por las tardes y a veces durmiendo en las noches. Todo era
normal hasta que un día…
-Papi
¡No!- El grito resonó en la casa, sin salir al exterior.
Un
tajo profundo, un golpe certero. Una sonrisa escondida y muy dolor.
Su
rostro se desfiguro cuando lo tomó de la muñeca y lo sostuvo frente a él. Con
un afilado cuchillo tajó su mano.
El
piso se llenaba de sangre, de sudor… de lágrimas, pero apenas se notaba porque
las puertas y ventanas estaba tapadas con sumo cuidado.
Lo
acostó en la cama donde un escurridizo rayo de luz le dejaba ver lo que sucedía.
Escuchaba gritos que no entendía por su edad. Veía a sus amigos ser… lastimados
y esa fue la primera vez que vio, algo que jamás recordó el nombre, porque su
mente bloqueó toda relación… sangre. Se extendía por la cama, por los cuerpos,
por el piso.
De
repente todo acabó se había desmayado y por ende Leonard despertó. Primero no
vio nada porque su vista se nublaba, pero luego el olor lo asustó.
Limpió
todo con desesperación, sin saber lo que había hecho. Repitiéndose una y otra
vez que no tendría que haberse quedado solo y menos con los niños.
Los
baño llorando, los acostó y se encerró en su habitación. Intentó recordar
porque es que había sucedido, que pasaba por su mente cuando él hacía esas
cosas…
Recordó
a Ben y se inyectó, por fin, su calmante.
Al
día siguiente to pareció normal, pero Leonard no apareció ¿Cómo podría
enfrentar el ver a sus hijos así? ¿Cómo podría soportar que le temieran? ¿Cómo?
Los
meses pasaron como si nada estuviera pasando. Nadie se daba cuenta y para
Leonard, que cada vez tenía más ataques, todo era como si otro lo hiciera.
Porque empeoraba.
Para
suerte de Alex su padre se dio cuenta ya que notaba la maldad en la gente,
siempre fue su trabajo. Un día mientras estaba en la casa de sus queridos
amigos Edward irrumpió llevándose a su hijo diciendo:
-No
diré nada, solo no se acerquen más a mi hijo- Y se fue, sin más.
-¿Por
qué padre, debo alejarme de mis amigos?- Preguntó el niño entre llantos.
Edward,
que tiraba de su muñeca, caminaba furioso.
-Porque
desde que estas con ellos volvés a casa lastimado y todo por culpa de su padre,
lo que ese hombre hace es muy malo, uno no tiene que lastimar a su familia
jamás ¿Oíste?- Él no quería ser de esa forma, pero la vida de la persona que
más amaba estaba en un gran riesgo.
Alex
miró hacia atrás y pudo ver como sus dos amiguitos lo saludaban con tristeza y
lágrimas chorreando por sus mejillas. Levanto su diminuta mano, llena de
cortadas profundas, y se despidió para nunca volver.
-Sí,
padre- Contesto a la pregunta que hacía rato su tan amado padre había
realizado.
De
atrás de los pequeños, que ya estaban bastante lejos, apareció Leonard, quien
se odiaba por lo sucedido. Sujetó a ambos y se los llevó.
Tuvo
miedo, mucho miedo y lloró aún más, pero no por él. Él ya estaba a salvó juntó
a su padre. Si no por sus amigos porque aquel hombre no era bueno, para sus
ojos y siempre los haría llorar.
Seis años después
Los
vio entre los chicos del orfanato, eran altos y rubios como sus ojos, iguales a
su padre. Pidió que no en todo…
Mañana: "El primer amor"
Te amo!!
Mio
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